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19/3/10

Inmigración en la Unión Europea



La migración en la Unión Europea ha experimentado un cambio de signo en las últimas seis décadas. Varios países que conforman esta organización han pasado en menos de una generación de ser sociedades con altas tasas de natalidad que vivían un proceso de emigración constante a ver reducida su tasa de natalidad pasando a ser sociedades receptoras de inmigración.

Historia

Tras el final de la Segunda Guerra Mundial, la necesidad de mano de obra hizo que varios gobiernos europeos implementaran medidas que abrieron paulatinamente sus sistemas para acoger a trabajadores provenientes, en un principio, de otros estados europeos menos desarrollados, como Portugal o con sobrepoblación, caso de Italia, que se dirigían principalmente a Alemania (Gastarbeiter) y Francia.

Francia conoció en los años 1920 y en los años 1960 grandes olas inmigratorias. Tras la Primera Guerra Mundial, belgas, polacos e italianos llegaron para contrarrestar la pérdida de 1 400 000 jóvenes muertos en combate y otros tantos inválidos. Luego de la Segunda Guerra Mundial se facilitó la inmigración de españoles, portugueses, africanos (especialmente magrebíes) para paliar a la escasez de mano de obra. A partir de 1974, se suspendió la política de inmigración, salvo en los casos de reagrupación familiar y derecho de asilo. Por otra parte en Francia no se puede establecer con exactitud el número de inmigrantes, porque los hijos de inmigrantes nacidos en el territorio son franceses. En el último censo de 1999 se contabilizaron 4 310 000, lo que representa un 7,4% de la población, proporción que se mantiene estable desde 1975.

Convertida en un movimiento de masas en el siglo XIX, la inmigración Italia es aun la más importante que ha conocido Francia. En 1911 se censaron 420 000 equivalentes al 36% del total de los extranjeros en Francia, seguidos por los belgas con 290 000. En el Período de entreguerras, la inmigración italiana se dispara como consecuencia de éxodo político y económico. Así a comienzos de los años 1930 los inmigrantes italianos superan la cifra de 1 millón. Sin embargo a partir del censo de 1968 los italianos perdieron el primer lugar como extranjeros más numerosos en Francia siendo desbancados por lo españoles y después los portugueses. En ese año se contaron 581 000 italianos y en el censo de 1999 la cifra había descendido a 201 670.

Sin embargo Italia ha mostrado en los últimos años una considerable capacidad de absorción de inmigrantes venidos mayoritariamente de Rumania, Albania y Marruecos, que se instalan de manera significativa en el norte de Italia (59,5%). El número de inmigrantes se duplico en cinco años, sobrepasando los 3 000 000 desde 2005. La mayor parte entrar por Sicilia provenientes de Libia. Así, bajo el gobierno de Silvio Berlusconi, 680 000 trabajadores clandestinos fueron regularizados en 2005 y 100 000 extracomunitarios obtuvieron un permiso de estancia.

El origen de los inmigrantes en la UE ha variado de una década a otra, así en las décadas de 1950 y 1960, comenzó la inmigración de africanos y turcos, después la de asiáticos, principalmente chinos y más recientemente de latinoamericanos, especialmente colombianos y ecuatorianos, que llegan masivamente a la UE y en particular a España que en 2007 se convirtió en el estado comunitario con la mayor tasa de inmigración, el 10%, seguido por Francia (9,6%), Alemania (8,9%) y Reino Unido (8,1%). La población inmigrante crece a un ritmo mayor que la población española. El grupo de inmigrantes más numeroso en España es el de los marroquíes (12,82%), seguidos de los rumanos (11,7%) y los ecuatorianos (9%).

Irlanda y el Reino Unido tienen opciones de excepción a las políticas europeas en materia de asilo, visas e inmigración. El Tratado de Reforma prevé darles derecho de excepción en lo referente a justicia y asuntos internos. El Reino Unido - gracias en gran medida a su pasado colonial - cuenta desde hace varias generaciones con el trabajo de los inmigrantes. El país es un lugar valorado por inmigrantes que allí disponen de un tratamiento equitativo. El gobierno implementó una política liberal de inmigración como la de Suecia e Irlanda que abrieron sus fronteras sin condición a los ciudadanos de los nuevos estados miembros. Como resultado de esta política cerca de 500.000 ciudadanos comunitarios se han instalado en el país. Por ello el gobierno ha tomado una política menos abierta con Bulgaria y Rumania los dos últimos adherentes a la UE. Por su parte la sociedad Irlandesa estuvo caracterizada por la emigración económica hasta los años 1980. El crecimiento económico de los años 1990 supuso la casi desaparición del desempleo. Desde 1996 Irlanda presenta un saldo migratorio positivo gracias a la entrada de extranjeros (principalmente polacos y bálticos) y el regreso de emigrantes irlandeses. La Oficina de estadísticas irlandesa estima que la proporción de extranjeros en la población total aumento de 5,8% en 2002 a 9,5% en 2006.

En Polonia a diferencia de los otros grandes estados de la UE no se presenta un debate considerable sobre la inmigración. La causa principal de este fenómeno es que Polonia es esencialmente un país de emigración. La elevada tasa de desempleo (15%) impulsan a los jóvenes, cualificados o no, a emigrar. El destino más habitual es Alemania seguida por el Reino Unido e Irlanda. Por ello el debate polaco se centra en el problema de la «fuga de jóvenes» que provoca un saldo migratorio negativo. La presencia de inmigrantes continua siendo limitada y el grupo más importante entre ellos proviene de Alemania. En Suecia aproximadamente 12% de sus 9.000.000 de habitantes son de origen extranjero y uno de cada cinco suecos es hijo de personas nacidas en otro país. Dentro de la UE Suecia es el estado que acoge la mayor proporción de inmigrantes respecto a su número de habitantes. Los refugiados políticos provenientes de Irán, Iraq y los Territorios Palestinos constituyen el principal flujo inmigratorio.

Según el reporte de 2004 del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), el 80% de los demandantes de asilo buscaban refugio en la Unión Europea, de la que tres de sus estados formaban parte del grupo de los primeros cuatro países en los que se demanda asilo a nivel mundial: Francia (61.600), seguida por el Reino Unido y Alemania. De acuerdo con este organismo la mayoría de los inmigrantes que intentan llegar a Europa son refugiados económicos, pero entre ellos también hay fugitivos de guerra y personas que huyen ante la persecución política o religiosa. La migración de científicos, intelectuales, artistas, técnicos, deportistas, etc., constituye un perjuicio para los países menos desarrollados, aun si estos son miembros de la UE.

Finalmente, la libre circulación de todos trabajadores comunitarios en el conjunto de la UE solo sera efectiva en mayo de 2011.


Inmigración ilegal

En el Mar Mediterráneo miles de personas han muerto en la última década al intentar ingresar ilegalmente en la UE. Como mínimo, 12.012, según la revista de prensa hecha para el observatorio sobre las víctimas de la inmigración (Fortress Europe), desde 1988 hasta abril de 2008. Partiendo de Marruecos, Argelia, Mauritania y Senegal hacia las Canarias o atravesando el Estrecho de Gibraltar. También embarcándose en Libia con destino a Italia. Muchos de ellos han muerto por deshidratación en el intento de atravesar el Sahara para llegar al Mediterráneo, incluyendo inmigrantes deportados en pleno desierto por algunos gobiernos africanos. Otros han muerto en el mar Adriático al partir de Albania buscando alcanzar Italia o ahogadas en ríos fronterizos. La inanición y el frío han cobrado sus víctimas también. En varias ocasiones se ha dado el caso de inmigrantes que mueren por asfixia o aplastados al viajar escondidos en los barcos de carga, camiones o en el tren de aterrizaje de los aviones que viajan a la UE. Así mismo a causa de las minas antipersonales plantadas en la frontera griega con Turquía han muerto decenas de inmigrantes.

Para su lucha contra la inmigración ilegal, la UE cuenta con Frontex, la agencia de protección de fronteras a la que se ha atribuido 35 millones de euros anuales. Frontex no está pensada para ser una policía de migración, se trata más bien — oficialmente — de prestar asistencia a los llegados. En 2006 sobre todo Malta, Sicilia y las islas Canarias tuvieron que enfrentar el problema. La Organización Internacional para la Migraciones estima que entre 60 y 80 mil personas se movilizaron en 2006 a través de África para intentar alcanzar, vía Libia o Marruecos, las costas de la UE. Las cifras oficiales de los que perecieron en el Mar Mediterráneo en 2006 oscilan entre los cuatro y los seis mil.

Baja natalidad y necesidad de inmigrantes

Según Eurostat en espacio de treinta años la fecundidad cayo en numerosas regiones de la UE por debajo del nivel de renovamiento generacional, que es de 210 hijos por 100 mujeres. Al mismo tiempo la esperanza de vida aumenta rápidamente. También un informe preparado en 2006 por el Comité de Política Económica de la UE y por la Comisión Europea dice que, como los ciudadanos de la UE tienen menos hijos y viven más tiempo, la población de la UE en edad laboral disminuiría en 16% entre 2004 y 2050. Lo que significa que la UE tendrá sólo dos personas en edad laboral por cada persona mayor en lugar de las cuatro de ahora. El estudio dijo que el mayor gasto previsto ponía en duda el sostenimiento de los sistemas de pensiones. La inmigración ayudaría sólo en forma parcial a resolver estos problemas, decía el reporte.

El comisario de Justicia y Asuntos Internos de la UE, Franco Frattini, propuso en octubre de 2007 la creación de una «tarjeta azul» de residencia europea para revertir la tendencia de la emigración calificada. La medida (de ser aprobada por los estados miembros) permitirá a los inmigrantes viajar dentro de la Unión Europea luego de trabajar durante tres años en una de los estados comunitarios. Al respecto, el Parlamento Europeo respaldó el pasado 20 de noviembre de 2008 la introducción de dicha "tarjeta azul" para atraer a la UE a trabajadores altamente cualificados. Los eurodiputados solicitan clarificar los requisitos de admisión y piden a los Estados miembros que no "roben" cerebros a estos países, especialmente en sanidad y educación, y sugieren dar prioridad al mercado laboral comunitario. La tarjeta tendrá una validez de tres años, se podrá renovar y complementará a los sistemas nacionales de admisión.

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